En los primeros tiempos, los humanos pasaban la vida como las fieras salvajes, nacían en bosques, cuevas y selvas y se alimentaban de frutos silvestres. En un momento dado, en un lugar donde espesos bosques eran agitados por las tormentas y los vientos continuos, con la fricción de unas ramas con otras provocaron el fuego; asustados por sus intensas llamas, los que vivían en sus aledaños, emprendieron la huida. Después, al calmarse la situación, acercándose más y más, constataron que la comodidad y las ventajas eran muchas junto al calor templado del fuego; acarreando más leña y manteniendo el fuego vivo invitaban a otras tribus y, con señas, les hacían ver las ventajas que lograrían con el fuego. En este tipo de reuniones o encuentros, como emitían sonidos muy confusos e incomprensibles, fijaron unos términos provocados por su trato cotidiano. Con el fin de actuar lo mejor posible, comenzaron a hablar entre ellos designando con nombres los distintos objetos más útiles y, por casualidad, surgieron las primeras conversaciones. Por tanto, habían surgido las asambleas y la convivencia, precisamente por el descubrimiento del fuego.
Vitruvio, De Architectura, Libro II, cap. I.
Terrazas del Bajo Guadalteba y Las Palomas de Teba
Desde el año 2000 las prospecciones intensivas sobre el entorno del Bajo Guadalteba han aportado una serie interesarte de productos arqueológicos adscritos a modos de vida de grupos sociales de cazadores-recolectores paleolíticos.
El reconocimiento del terreno ha estado sujeto a soporte SIG facilitando su zonificación y marcos para la investigación, gestión y futuro desarrollo de este espacio paleolítico.
Los productos líticos muestran diversidades litológicas asociadas a fuentes primarias de captación en el entorno y secundarias del mismo lecho fluvial. Mantienen una amplia tipología litica, BN1G (unificar y bifacial), BN2G (hendedores), BP (lacas levallois), BN2G (raederas) etc., que permite plantear hipótesis asociadas a actividades de caza y domésticas.
Del mismo modo, los registros documentados en el complejo kárstico Las Palomas de Teba proporciona interesantes relaciones, ya en el Paleolítico Medio, para el conocimiento de estos grupos de cazadores-recolectores previos a la presencia de H. Sapiens Sapiens.
La detección de terrazas con cantos y guijarros decimétricos y centimétricos integró a Eras de Peñarrubia en un nuevo contexto histórico enmarcándolo desde ocupaciones de sociedades cazadoras-recolectoras portadoras de tecnología paleolítica; tribales – comunitarias con tecnología neolítica y clasistas iniciales con tecnología propia de la denominada Edad del Bronce.
Ocupaciones en niveles base de sociedades cazadoras-recolectoras portadoras de tecnología paleolítica y tribales-comunitarias con tecnología neolítica.
Presencia de aldea agrícola de momentos finales del Bronce con dos estancias habitacionales de forma ovalada, una de ellas conserva porche de entrada. Se documenta área – almacén al oeste de las cabañas. Las producciones cerámicas a mano y a torno han sido abundantes. Entre las primeras podemos mencionar, sobre todo, cazuelas, cuencos y fragmentos de tipo «á Chardón»; en tanto las segundas comprenden ánforas “de saco” o R-1, pithois, cuencos y platos.
Son varias las aldeas agrícolas de características similares que han sido estudiadas en la comarca de Guadalteba; caso de Huertas de Peñarrubia (García, 1999: 364-369), Raja del Boquerón (Martín et al., 1991-92: 59-60) o el cortijo de Nina en Teba (García, 1995-96: 119-120). Se trata de asentamientos de reducidas dimensiones que tienden a abandonarse de forma generalizada a lo largo del siglo VI antes de nuestra era.
Yacimiento en proceso de estudio.